miércoles, 30 de octubre de 2013

El duelo.

Morir forma parte del ciclo vital.
A lo largo de nuestra vida llegan y se van personas. Es natural la correlación positiva que se establece entre edad y pérdidas. Pura probabilidad. En la etapa de la infancia, se tiende a despedir personas de la generación de nuestros abuelos y, a medida que el niño se convierte en joven y adulto, las personas que se irán de nuestras vidas serán padres, tíos... hasta llegar a la pérdida de los iguales. Evolutivamente, esta sería la norma ,aunque bien es verdad que siempre hay excepciones.
Ante la pérdida de un ser querido, las reacciones que se presentan son normales y predecibles.Cada persona es única y únicas son sus reacciones. Pero bien es cierto,que el proceso de duelo comparte características semejantes entre las personas.
La recuperación transcurre por etapas y es necesario conocerlas ya que es una gran ayuda para entender el duelo como un "proceso" y no como un hecho. Además, estos ciclos no son escalones, si no que el camino es horizontal y alguien puede estar en la primera fase y, con un pie entre la primera y la segunda, retroceder, así como los tiempos en los que la persona se mantenga en una fase u otra, van a ser variables.

Las fases o etapas son:

1 AFLICCIÓN AGUDA
Iniciada en el momento de fallecimiento y caracterizada por une estado de shok emocional. La incredulidad, anulación psicquica, confusión, inquietud, angustia aguda, pensamientos obsesivos y los síntomas físicos como debilidad muscular o respiración suspirante son características de esta etapa.

2.CONCIENCIA DE LA PÉRDIDA
Los síntomas y reacciones iniciales pierden su intensidad y las personas de al rededor vuelven a retomar sus vidas. En este momento, pueden aparecer sentimientos de culpa, ansiedad por la sepración, estrés prolongado, rabia así como comportamientos de búsqueda. Es decir, la desorganización emocional será común, con la constante sensación de estar al borde de una crisis nerviosa y enloquecer.

3.CONSERVACIÓN-AISLAMIENTO
Es en esta etapa cuando la aflicción se asemeja más a la depresión. De manera general, las personas en este momento buscan el aislamiento aunque es interrumpido por sensaciones de impaciencia por salir de esta situación. De manera característica, muchas personas realizan un repaso obsesivo de lo sucedido que pocas veces comunican a los demás donde puede verse afectado el apoyo social. Además, tras varios meses de estrés mantenido la persona está agotada tanto física como mentalmente y la necesidad de sueño es vital.

4.CICATRIZACIÓN
Significa la aceptación intelectual y emocional de la pérdida así como un cambio de la visión del mundo. Esto no implica que el deudo no sienta dolor si no que éste es vivido con menor angustia. Por ello, las personas en esta etapa paulatinamente reconstruyen su forma de ser, retoman el control de su vida, abandonan los roles anteriores y personan y olvidan formando parte de la aceptación adaptativa. Además, se intentará buscar un significado a lo sucedido y se cerrará el círculo como parte del fenómeno de cicatrización.

5. RENOVACIÓN
Una vez que la persona ha realizado cambios en su realidad, sentido y estilo de vida, que ha recuperado la forma de verse a sí misma y al mundo con un sentido positivo, se mueve hacia la fase final del duelo. Vivir para sí mismo será un aspecto significativo en este momento además de aprender a vivir sin, parte esencial de este proceso de reconstrucción. Esta época de renovación albergará reaccione de aniversario, es decir, síntomas semejantes a los experimentados durante las fases iniciales de duelo, con la diferencia de que la persona conoce habilidades para hacer frente a estos momentos.


Con todo, cabe destacar la importancia de gestionar el duelo de una manera eficaz. El pasar por todas las etapas es un hecho en la vida de las persona, así como el de aceptar que somos seres humanos y, como se mencionó con anterioridad, morir forma parte de la vida. Sin embargo, la situación puede desbordar a las personas y requieran de orientación y asistencia psicológica ya que se nos prepara para vivir pero no para despedir.




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martes, 15 de octubre de 2013

¿Por qué probamos las drogas?




                                  Porque podemos aprender a decir NO

Actualmente,  vivimos en una cultura en la que las estamos en contacto directo e indirecto con las adicciones. Las adicciones comúnmente relacionadas con las drogas, no siempre están ligadas a sustancias, hoy por hoy se sufren adicciones a Internet, a las compras compulsivas, al sexo, al juego entre otros.
En esta entrada nos centraremos en cómo se inicia el consumo de drogas, debido a la alta accesibilidad que tenemos en este momento y a la alta prevalencia de consumo en nuestra sociedad. Sin entrar en el debate de a qué sustancia consideramos drogas y a cuales no, es cierto que en la juventud existe un riego mayor a iniciar el consumo de sustancias.

El consumo de drogas en España es uno de los principales problemas para la salud
Pública, el alcohol y el tabaco son las sustancias más consumidas por los escolares. Lo qué nos hace preguntarnos;

¿Por qué? Y ¿Qué podemos hacer para prevenirlo?.

El contacto de los jóvenes con las diferentes drogas se produce en edades tempranas.
El tabaco es la sustancia con la que los escolares tienen un contacto más temprano, situándose la edad media del inicio al consumo en los 13,2 años, seguido del alcohol (13,6 años) y el cannabis (14,8 años). La cocaína es la droga cuyo consumo da comienzo a edades más avanzadas (15,7 años)., (Datos obtenidos de la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar del año 2000, realizada por el Plan Nacional sobre Drogas (2001))



El consumo de drogas está influido por un gran número de componentes. Cuantos más factores de riesgo tenga la persona, mayor probabilidad habrá de que consuma drogas, denominamos factores de riesgo aquellas circunstancias o características personales o ambientales que, combinadas entre sí, podrían resultar predisponentes o facilitadoras para el inicio o mantenimiento del uso y abuso de drogas. Los factores de protección se definen como aquellas variables que contribuyen a modular o limitar el uso de drogas.  Cuantos menos factores de riesgo estén presentes y más incidamos en los que son capaces de reducir su vulnerabilidad (factores de protección)  menos probabilidad habrá de que consuma drogas.
A través de la socialización el individuo tendrá una personalidad que se irá manifestando con una serie de rasgos comunes a lo largo de la vida y otros que pueden cambiar. Sabemos que ciertos rasgos de la personalidad, como por ejemplo la extraversión y la búsqueda de sensaciones están relacionados con el posterior consumo de drogas, pero nada en sí mismo es determinante.

Relacionado con lo anterior, hay dos factores de gran relevancia; uno de ellos es la disponibilidad, el coste y la facilidad de obtención de drogas. Y, el otro, la vida de ocio, esta se ha incrementado de modo acusado en las últimas décadas. El consumo de alcohol y ciertas drogas ilegales y legales va en gran parte unido a esta forma de ocio. La presencia de amigos consumidores o no consumidores en este ambiente es un elemento preventivo o predisponente del consumo.

Otros elementos intermedios que explican que una persona pruebe o no una sustancia son las estrategias de afrontamiento que tiene. Desarrollar estrategias de autocontrol es de gran relevancia aquí. El estado emocional a veces consecuencia de lo anterior, si este es negativo la posibilidad de tener problemas es alta.

Una vez que la persona ha consumido o no una determinada sustancia, el continuar consumiendo o seguir sin consumir va a depender de las consecuencias que ello tenga, tanto de tipo personal como de sus amigos o familia.

Es por todo lo anterior, y por la gran problemática de consumo que tenemos actualmente en nuestro país y en nuestra juventud, que la prevención es un deber prioritario, desarrollar programas en los colegios debe ser un objetivo a corto plazo para poder remitir el alto consumo y modificar la visión cultural de las drogas actualmente.



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lunes, 14 de octubre de 2013

Estrés Vs Relajación.

El estrés es un hecho habitual en nuestras vidas. No puede evitarse, ya que
cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés. Sin embargo, al pensar en hechos estresantes, siempre acuden a la mente sucesos negativos como daño, enfermedad o muerte de un ser querido, sin tener presente que un suceso positivo puede resultar igualmente estresante; así, cambiar de casa o ascender en el trabajo traen consigo el estrés de un nuevo estatus y de nuevas responsabilidades.Incluso enamorarse puede representar, para algunas personas, el mismo grado de estrés que romper una relación de este tipo. 


Nuestras experiencias estresoras provienen de tres fuentes básicas: nuestro entorno, nuestro cuerpo y nuestros pensamientos. 

El entorno nos bombardea constantemente con demandas de adaptación, viéndonos obligados a soportar el ruido, las aglomeraciones, las exigencias que representan las relaciones interpersonales, los horarios rígidos, las normas de conducta y muchas otras amenazas a nuestra seguridad y autoestima.

La segunda fuente de estrés es fisiológica: los momentos difíciles que
representan la adolescencia, el envejecimiento, la enfermedad, los accidentes, las restricciones de la dieta, los trastornos del sueño, etc., todas son circunstancias que afectan al organismo. Las amenazas que provienen del ambiente también producen en nuestro cuerpo unos cambios que son estresantes por sí mismos. Así, nuestra forma de reaccionar ante los problemas está determinada todavía por una actitud innata de lucha o huida heredada de nuestros antecesores más primitivos. Nuestros predecesores, a través de un proceso de selección natural, fueron transmitiendo todas aquellas características físicas que pudieran representar en un mundo competitivo y hostil, una ventaja sobre sus enemigos. Como resultado de este proceso, poseemos dentro de nuestro entramado bioquímico la tendencia innata a prepararnos para luchar o para huir siempre que nos sentimos amenazados.Cada vez que se emite una respuesta de este tipo, tienen lugar en nuestro organismo, de modo esquemático, los siguientes cambios: cuando los estímulos que nos llegan son interpretados como amenazantes, los centros de regulación dan al organismo la información que le conducirá a enfrentarse o a escapar de la amenaza.
Este proceso se traduce en una serie de cambios físicos observables; así, por
ejemplo, las pupilas se agrandan para mejorar la visión y el oído se agudiza. Los músculos se tensan para responder al desafío, la sangre es bombeada hacia el cerebro para aumentar la llegada de oxígeno a las células y favorecer así los procesos mentales que están ocurriendo. Las frecuencias cardíaca y respiratoria aumentan, y como la sangre se desvía preferentemente hacia la cabeza y hacia el tronco, las extremidades, sobre todo las manos y los pies, se perciben frías y sudorosas. Si no se libera al organismo de estos cambios ocurridos durante la fase de reconocimiento y consideración de la amenaza, se entra en un estado de estrés crónico. Cuando uno se siente estresado y se añade aún más estrés, los centros reguladores del cerebro tienden a hiper-reaccionar ocasionando desgaste físico, crisis de llanto y, potencialmente, depresión y muerte.
Unos veinticinco millones de americanos padecen hipertensión, y la mitad de
ellos ignora este hecho. El fenómeno se debe, entre otras causas, a que un estado crónico de “lucha o huida” puede transformar una presión sanguínea
transitoriamente alta en una presión permanentemente alta, lo que se conoce como hipertensión.
Se ha encontrado igualmente relación entre el estrés y muchos otros
padecimientos físicos tales como dolor de cabeza, úlcera péptica, artritis, colitis,diarrea, asma, arritmias cardíacas  problemas sexuales, trastornos circulatorios(manos y pies fríos), tensión muscular, e incluso cáncer.

La tercera fuente de estrés proviene de nuestros pensamientos. El modo de
interpretar y catalogar nuestras experiencias y el modo de ver el futuro pueden servir tanto para relajamos como para estresarnos. Por ejemplo, una mirada agria del jefe puede interpretarse como reprobatoria de nuestro trabajo y provocar, por tanto, ansiedad, o bien entenderse como un signo de cansancio y de preocupación por problemas de índole personal y no resultar motivo de temor. Pensar sobre los problemas produce tensión en el organismo, lo cual crea, a su vez, La sensación subjetiva de intranquilidad, que provoca pensamientos todavía más ansiosos, cerrándose de esta manera el círculo. 


No se puede escapar de todas las situaciones estresantes que hay en nuestra vida ni evitar completamente nuestra respuesta innata a las amenazas, pero si podemos aprender a contrarrestar nuestras reacciones habituales al estrés, aprendiendo a relajarnos.


Los distintos centros del cerebro que aceleran nuestros procesos bioquímicos
cuando estamos en estado de alerta pueden, de igual modo, ser estimulados paraque enlentezcan dichos procesos.
Hemos visto cuál era la respuesta del organismo ante una amenaza; pues bien,la respuesta de relajación es su opuesta y es Ia que devuelve al organismo su estado natural de equilibrio. Así, las pupilas, el oído, la presión de la sangre, los latidos del corazón, la respiración y la circulación vuelven a la normalidad y los músculos se relajan.
La respuesta de relajación tiene un efecto de recuperación y representa una
tregua para el organismo a los estímulos externos, evitando utilizar toda nuestra energía vital en reaccionar de forma excesiva ante tales estímulos, lo que nos llevaría a un punto en que nos veríamos desbordados por ellos. 

La relajación normaliza nuestros procesos físicos, mentales y emocionales.










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martes, 8 de octubre de 2013

La aspirina psicológica

PROGRAMA DE RELAJACIÓN DE TUCOMPORTAMIENTO

Relajación progresiva y Respiración 

¿Alguna vez te has preguntado cómo aprender a relajarte? ¿Qué beneficios conlleva adquirir esta técnica? En TuComportamiento ofrecemos programas eficaces que te llevarán a la adquisición de esta técnica.

¿En qué consiste la relajación progresiva?

Las técnicas de relajación son aquellos procedimientos cuyo objetivo es enseñar a una persona a controlar su propio nivel de activación sin ayuda de recursos externos. De entre todas ellas nos ocuparemos aquí de la relajación progresiva, utilizando para ello algunas de las versiones o adaptaciones más recientes y conocidas. En concreto, se trata de la realización de una serie de ejercicios en los que de forma alternativa se tensa y se relaja los distintos grupos musculares, con el objetivo de que aprendas a diferenciar las sensaciones de tensión y relajación y las señales fisiológicas que recibes de tu propio cuerpo.  Así mismo presentaremos algunas sugerencias para la utilización de técnicas de control de la respiración, cuyo entrenamiento requiere menos tiempo, con resultados altamente satisfactorios.

Beneficios y ventajas de la relajación:
Se trata de una técnica ampliamente utilizada por sus variadas posibilidades:
* Permite la desactivación fisiológica, tanto a escala general como en un músculo concreto.
* Induce en el sujeto un estado de tranquilidad y bienestar.
* Previene la aparición de trastornos y contribuye a la mejora de la calidad de vida.
El objetivo que pretenden los ejercicios de respiración.
* Conseguir una inspiración y espiración más completa y regular.
* Establecer una adecuada alternancia respiratoria.

* Generalizar la respiración completa a las condiciones habituales.



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lunes, 7 de octubre de 2013

Miedo fóbico.

El miedo es una experiencia muy común para los seres humanos, y se trata, además, de una experiencia que tiene un importante valor adaptativo para la supervivencia de la especie. Normalmente cuando hablamos de miedo adaptativo nos referimos a un conjunto de sensaciones que se ponen en marcha como respuesta normal ante peligros reales ( Marks, 1987). Sin embargo, cuando estas sensaciones se experimentan en situaciones que no suponen una amenaza real nos encontramos ante un miedo que no es adaptativo. El término " fobia" se utiliza para describir este tipo de reacciones de miedos no deseables.

Las fobias son uno de los trastornos más frecuentes en la población en general. A simple vista puede parecer que las fobias son un tipo de trastorno identificable. Sin embargo, existen algunas dificultades a la hora de delimitar las características y de fijar los límites. En relación a ello, existe un acuerdo más o menos generalizado a la hora de señalar una serie de características indicativas de una reacción de miedo fóbico:

  1. Es desproporcionado con respecto a las exigencias de la situación.
  2. No puede ser explicada o razonada por parte del individuo.
  3. Está mas allá del control voluntario.
  4. Lleva a la evitación de la situación temida.
  5. Persiste a lo largo del tiempo.
  6. Es desadaptativa.
  7. No es específica de una fase o edad determinada.
Además de lo anteriormente señalado, una reacción de miedo fóbico se caracteriza, frente a otros trastornos de ansiedad, por desencadenarse ante la presencia o anticipación de un estímulo o situación concreta, y el contacto o la anticipación con la situación temida desencadena un patrón típico de reacciones fisiológicas, cognitivas y motóricas ( Lang, 1968).
Hasta la fecha, las fobias que cuentan con mayor grado de aval científico, son: la fobia a los animales, fobia a la sangre y heridas y las llamadas fobias situacionales ( conducir, viajar en avión, espacios cerrados, entre otras)( Himle, McPhee, Cameron y Curtis,1989).






Bibliografía: 

Pérez Álvarez, Marino; Fernández Hermida, José Ramón; Fernández Rodríguez, Concepción y Amigo Vázquez, Isaac.(2011). Guía de tratamientos psicológico eficaces I. Madrid: Pirámide.




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sábado, 5 de octubre de 2013

Deseo sexual hipoactivo femenino.

En la actualidad la prevalencia de disfunciones sexuales femeninas es muy elevada, según diferentes estudios la cifra oscila entre el 40%. Independientemente de la precisión de la cifra, hay evidencia suficiente de que las mujeres presentan problemas sexuales en mayor medida que los hombres, cuyo dato ronda el 20%.

En concreto, los problemas de deseo sexual es la disfunción cuya incidencia aumenta progresivamente.
Es conveniente aclarar los tipos de deseo existentes. Así, se puede hablar de un deseo sin objeto, muy relacionado con las hormonas, donde la mujer tiene una sensación subjetiva de desear pero no a una persona en especial. Otra forma de desear puede estar relacionada con el objeto, es decir, se anhela a una persona en concreto. Por último, existe otra variedad, típica de  mujeres cuya relación de pareja no es novedosa, que comienzan a tener las relaciones sin deseo y se activan después de un proceso de excitación.

Una definición sobre deseo hipoactivo muy aplicable a la clínica, es la propuesta por Fuertes (1995): " el deseo sexual hipoactivo aparece cuando la interacción entre el grado de excitabilidad neurofisiológica, la disposición cognitiva y los inductores de sentimientos y sensaciones sexuales no conducen a ningún tipo de impulso sexual, de manera que el sujeto no siente necesidad o apetencia alguna de buscar placer y estímulo sexual, antes o después de iniciada la conducta sexual".

Dicha afección puede ser primaria (cuando nunca se ha sentido mucho interés o deseo sexual) o secundaria (cuando la persona solía sentir deseo sexual, pero ya no lo tiene). El bajo deseo sexual puede ser hacia la pareja (interés en otras personas, pero no en su pareja) o puede ser generalizada (no existe interés sexual en nadie). En la forma extrema de aversión sexual, la persona no sólo carece de deseo sexual, sino que también puede encontrar el sexo como algo repugnante.
 
Los factores psicológicos que conllevan y están presentes en la falta de deseo, están relacionados con la ansiedad, problemas de pareja, estrés, estados depresiovos y baja autoestima entre otros. Aun así, hay que determinar los factores predisponenetes, precipitantes y mantenedores del proceso.


¿ Qué hacer en estos casos?

No existe un pack de solución común para todas las personas. Somos seres únicos, con historias únicas. Por ello, es conveniente acudir a un profesional de la psicología para que diseñe un plan de intervención eficaz y adaptado a tu caso. Sin embargo, en TuComportamiento hemos hecho una recopilación de los tratamientos más utilizados, que cuentan con evidencia científica, y que son eficaces en terapia:

·         Información sexual
·         Técnicas de relajación
·         Trabajar las fantasías sexuales.
·         Autoestimulación
·         Focalización sensorial.
·         Mejora de comunicación.
·         Seducción.
    



Es importante tener en cuenta, que la frecuencia en sí misma, no determina en absoluto una bajada de deseo sexual. Tener menos relaciones sexuales no determina siempre un bajo deseo sexual, por lo que la frecuencia no sirve para medir el deseo.


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